No es “necesario”.
En economía del bienestar, suponemos que cuando el mercado funciona correctamente, el bienestar social se maximiza, pero cuando el mercado falla hay espacio para un bienestar adicional. Suponemos que cuando todos persiguen su propio interés, todos están mejor, pero hay momentos en que este no es el caso (como con los monopolios y las externalidades).
Como sociedad, ¿qué hacemos en estas situaciones? Una opción es nada, y a veces esta es la mejor opción. A veces la cura es peor que la enfermedad.
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Otras veces tiene sentido colaborar. Esto no siempre tiene que ser gobierno, sino a veces solo acuerdos culturales, asociaciones de propietarios de viviendas, organizaciones religiosas y organizaciones sin fines de lucro.
A veces los acuerdos necesitan los “dientes” que solo el gobierno puede proporcionar. En estos casos, el gobierno es necesario para aumentar el bienestar social en ciertas áreas donde el mercado se rompe.